Dolor lumbar

El dolor lumbar es uno de los motivos más frecuentes de consulta en atención primaria. Cuando es muy intenso, persistente o se acompaña de signos de alarma (red flags) debe ser valorado por un especialista.

Signos de alarma

Sugestivos de tumor 

historial oncológico +

pérdida de peso inexplicada (pérdida de apetito, cansancio general)

dolor de tipo inflamatorio que no responde a tto 

dolor de un mes de evolución (progresivo)

Sugestivos de infección 

infección bacteriana reciente (historia de infecciones de repetición)

ADVP, intervención reciente, herida infectada 

inmunosupresión (VIH, trasplante, corticoides a diario)

fiebre  

Sugestivos de fractura

historia de trauma grave reciente

enfermedad metabólica hueso (osteoporosis)

tto crónico con corticoides

Sugestivo de afectación neurológica grave

anestesia en región genital

dificultad en inicio micción, retención (micciones frecuentes) o incontinencia

déficit sensitivo o motor de distribución radicular 

 

Antes de ponerse en manos de un especialista de columna, hay que tener en consideración que:

-el abanico de causas que pueden causar dolor lumbar es muy amplio y no se debe siempre a una enfermedad de la columna

-en ausencia de señales de alarma (red flags), el 90% de las lumbalgias agudas (menos de seis semanas) suelen resolverse de manera “espontánea” o ayudada por analgésicos o calmantes que mitigan el dolor y/o fisioterapia. 

Sólo en casos de dolor muy intenso, crónico (> 3 meses) o acompañado de señales de alarma merece la pena indagar sobre la causa. 

La resonancia magnética es la prueba diagnóstica de elección, aunque debemos ser conscientes de que no todos los hallazgos referidos en su informe van a tener relevancia clínica. Un especialista de cirugía de columna valorará la relación de esos hallazgos con las pruebas de imagen y determinará si es necesario obtener más pruebas para establecer un diagnóstico.

Tanto para la orientación diagnóstica como para el tratamiento, es muy importante distinguir si el dolor posee características inflamatorias o mecánicas. La localización del dolor, los factores que lo desencadenan o alivian y la efectividad del tratamiento también orientará a la solución del problema. El dolor lumbar inflamatorio posee la peculiaridad sindrómica de que empeora por la noche; sin embargo, el dolor mecánico mejora en reposo y empeora con la actividad.

En algunos casos se acompaña de irritación radicular (cruralgia o ciatalgia/ciática), que ayuda a localizar e identificar el problema.

La patología degenerativa de columna (que habitualmente presenta dolor de características mecánicas) también puede cursar con dolor de características inflamatorias. En el caso de las hernias discales, los quistes sinoviales o la inflamación/infección del disco (espondilodiscitis), la anamnesis puede reflejar un dolor de composición mixta: mecánico e inflamatorio.

A menudo los pacientes acuden a nuestra consulta con el informe de la resonancia pero sin un estudio clínico del dolor, ni siquiera un estudio radiográfico simple.

Las radiografías nos dan información sobre la distribución de las cargas en bipedestación o dinámica. La existencia de un trastorno del balance sagital, una inestabilidad segmentaria o una escoliosis resulta determinante en la planificación del tratamiento.

El EMG nos aporta información sobre la afectación de las raíces, nervios y músculos. Una polineuropatía severa o una radiculopatía crónica también aportan matices en la planificación del tratamiento. 

El TC lumbar debería reservarse (por el daño potencial que la radiación presenta) para casos muy concretos a juicio del especialista.

La gammagrafía ósea aporta información sobre el metabolismo de la lesión, por lo que suele ser de interés cuando se sospeche una enfermedad inflamatoria, o si queremos conocer la extensión de la lesión.

El tratamiento de la lumbalgia mecánica es complejo porque resulta difícil conocer “todas” las causas y el “grado de responsabilidad” de cada una en el caso en cuestión. La experiencia del cirujano en establecer una adecuada correlación clínico radiológica, o valorar un balance riesgo/beneficio adecuado, así como el dominio de las técnicas quirúrgicas son factores relevantes en el éxito.

 

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